Aventuras Interraileras (Últimas 24 horas)

Esta es una sección donde contaré distintos momentos del Interrail del verano 2008. A mi me gusta leer el periódico empezando por detrás, por eso el primer momento que voy a narrar, es el vuelo de vuelta ya para Sevilla.

Amanece el Día 25 del Interrail (30 de Julio) estamos en Friburgo, tenemos que ir a Frankfurt para coger el avión la mañana siguiente. Leire, María y Joaquín no saben que hacer si venir a Frankfurt o no, al final decidieron que no, porque no teníamos buena referencia de Frankfurt. Estuvimos de visita por el mercadilla de Friburgo (el oso se compró una palestina), por que esta gente se empeñaron en ir y ya fuimos a la estación allí nos despedimos de nuestros amigos y emprendimos nuestro último viaje en tren.

En un interrail se hacen muchos viajes en tren, por eso el último viaje tiene que ser recordado, y este último viaje fue memorable. Nos metimos en un compartimento para 6 personas, estábamos una alemana jovencita con su café del Sturbacks(de veintitantos o x ahí) y nosotros dos. Al principio empezamos hablar y tal con la tía, pero rápidamente se puso a escuchar música ignorándonos, y se quedó dormida. El Oso se puso a hacer inventario de las cosas que había comprado y pinchado. De repente salieron unas postales de santos, cristos, vírgenes, una vela, un rosario y un montón d cosas religiosas. Mientras la tía seguía dormía empezamos a adornar el compartimento como si de una iglesia se tratara. La mesa llena de imágenes, la vela, etc, los asientos llenos de imágenes, y nosotros rezando. A la muchacha le dio por abrir un poco el ojo, y me es imposible describir la cara que puso, se le desencajó, y volvió a cerrar los ojos, porque creería que era una pesadilla. Al rato los volvió a abrir y se dio cuanta que era verdad, la pobre chavala estaría flipando. Cada vez que pasaba gente por la puerta veía todo, alguno se descojonaban y otros pasaban rápido, para que no les metiéramos en nuestra particular “secta”. El revisor entró para mirar los billetes, pero como ya se lo habíamos enseñado antes, solo sonrió (no se que pensaría) y se fue. Desmontamos el tinglao y llegamos a Frankfurt, en este último viaje en tren no tuvimos tiempo para aburrirnos.

Fuimos a la oficina de turismo de la estación allí nos enteramos de que el aeropuerto al que íbamos estaba a 2 horas y cuarto de Frankfurt, y que la única forma de ir era en autobús. Queríamos saber si nos podíamos quedar a dormir en el aeropuerto, pero la tía estaba to rota, y nos trató un poco mal, entonces el Oso sacó toda la furia que llevaba dentro le empezó a contestar y a insultar a la tía. Decidimos ver Frankfurt y por la noche irnos al aeropuerto a dormir, por eso dejamos las maletas en la estación. Estuvimos viendo la ciudad, estábamos cansados, nos sentamos en un césped a descansar un rato, y cuando terminamos de descansar decidimos pasar la noche en un albergue y descansar un poco, aunque el autobús salía a las 5 de la mañana (creo que eran las 5, sino las 6).

Fuimos a un albergue al lado de la estación y después de esperar un rato, nos fuimos a la estación a por las maletas. Cuando llegamos al hotel con las maletas, el oso echaba de menos la Palestina que se había comprado, así que estuvimos mirando y preguntando por toda la estación, pero no la encontró. Nos encontramos una maleta tira en el suelo, el Oso quería que nos la llevaramos, pero al final la dejamos allí. Cenamos y nos fuimos pronto para dormir, una vez acostada, yo no podía dormir, allí entró y se duchó nuestras compañeras inglesas, y luego nuestros compañeros chinos, que se psieron a cenar. A los chinos les costó apagar la luz, hacía mucho calor, yo creía que ya estaba en Sevilla, era horroroso, y por culpa del calor no me dormía. Cuando me dormí mi hermana tuvo la genial idea de llamarme, despertandome a mi y a toda la habitación.

Nos levantamos a las 5 menos cuarto, yo tenía todo recogido y mientras esperaba al Oso, fui a una zona que había con bar y eso en el albergue, y había un montón de chinos que estaban todavía de juerga. Ya eran las 5, y el Oso no podía andar más rápido (no podíamos perder el Bus porque sino no llegábamos al aeropuerto a tiempo y perderíamos el avión), al fina llegamos de milagro al autobús, y después de dos horas y cuarto llegamos al aeropuerto.

Cuando llegamos al aeropuerto nos encontramos a unos españoles que nos dijeron que el avión de Ryanair, es máximo 15 kilos la maleta, y por cada kilo de mas 15€ más. Había una maquina apara pesar las maletas, que costaba 1€, pesé la mía y pesaba 22 (después descubrimos que la maquina estaba un par de kilos trucada para que la gente pagara los kilos, una oreja tremebunda). El Oso seguía en la cola para facturar, yo me salí y me puse a sacar cosas de mi mochila como pude y meterla en una pequeña bandolera que llevaba, al ser chica no cabían muchas cosas, y metí lo que pude y como pude. El Oso facturó y se fue a desayunar mientras yo me puse en la cola para facturar. Llega mi turno, y mi maleta pesa 14 kilos con 700 gramos, justo cuando la maleta se l aiba a llevar la cinta, me acordé que las colonias etc, no se podía meter en el avión y yo había metió eso en mi equipaje de mano, rápidamente le dije a la tia en mi spanglish, que iba a meter eso en la maleta, lo metí y pesaba un poco más de 15 kilos, pero la tía pasó.

Llega el momento de pasar el detector de metales. Yo pasé y me pitaba, pasé mil veces y seguía pitando, me quitaron los zapatos, y se lo llevaron a analizar y me dejaron marchar. En ese momento veo al Oso discutiendo con una tía, y veo que se lo llevan, le dije que me dejara ir con el. Llegamos a la habitación con el guarda y estaban nuestras maletas apartadas. Resulta que llevábamos zipos y hay se puede meter cualquier cosa, y era peligroso, te quedas helado vaya. Ya parecía que todo había pasado y estabamos en la cola para montarnos en el avión, cuando el Oso dijo la frase más escuchada del viaje “¿Dónde está mi cámara?”, no me lo podía creer había perdió la cámara otra vez. Estuvo buscando por todo el aeropuerto y al final lo encontró en la cafetería en la que desayunnó miesntars yo facturaba, es increible que no perdiera la cámara en el viaje, sitio dónde se la dejaba, sitio dónde nadie la cogía, increible. Ya nos montamos en el avión y llegamos a Sevilla, y parece que termina la historia pero no, lo siento pero tienes que seguir leyendo.

Parecía que ya ibamos a ver nuestras familias, y sobretodo a nuestras camas, pero estabamos esperando las maletas, y sorpresa no salían. El nervisosismo estaba en la sala, todo el mundo estaba inquieto, me asomé al apuerta y ví una pancarta (a mi padre y amis hermanaos se le representó hacer una pancarta, yo pensé "que vergüenza")me vieron y les avisé que la cosa iba pa largo. Mientras esperabamos, el Oso estaba como si estuviera en el extranjero y hablaba español, criticando a la gente. Estabamos al lado de una señora que hablaba francés con su familia, el Oso empezó a decir cosas del niño, y de repente se gira la mujer y dice, yo soy de Huelva. El Oso se fue por patas, y yo me quedé hablando con mi paisana.

Me ha quedadp mucho más largo y quizás pesado de lo que pensaba, pero bueno las cosas son así empiezas a escribir y empiezas a sacar cosas. Espero poner más cosillas del viaje, eso sí si la gente muestra interés, si no ¿pa qué?